La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 aceleró el proceso de normalización del trabajo a distancia.
Obligó a las sociedades del mundo a pensar seriamente en ese concepto, que ya no era un concepto netamente
teórico pero aún estaba - y en varios sentidos lo sigue estando- en ciernes. No se puede decir a ciencia cierta,
cuántos años se adelantó el proceso de reconversión de los trabajos in situ, basados en la interacción
física de las personas, al sistema de trabajo basado en la red, pero existen dos aspectos importantes que
muy probablemente han jugado un papel importante para que este proceso de reconversión no haya ido más lejos:
El primero es la frontera tecnológica de los países más avanzados, se sabe por ejemplo, que China está ya
operando la red 5G y ha puesto en marcha las pruebas para la implementación experimental de la red 6G,
aunque se ha observado que esta última requiere de un excesivo consumo de energía [1] y no está completamente claro sí esta tecnología puede resultar dañina
para el cerebro humano, [2] lo que hace poco probable su aplicación práctica por el momento. [3] El segundo aspecto
que ha limitado el avance de la reconversión hacia un sistema de trabajo basado en la red lo representa el
rezago tecnológico, y como consecuencia la desigualdad tecnológica, entre los diferentes países y particularmente
dentro del espectro social de una misma economía nacional. Muchas empresas transnacionales cuentan con
instalaciones y plantas incluso en países en desarrollo, pero sus avanzados sistemas organizacionales,
equipamiento tecnológico y desarrollo científico, no permean hacia la economía en la que se encuentran.
Fuente de la imagen: PIXABAY.
El neoliberalismo en el mundo, y particularmente en América Latina, acarreó un proceso profundo de
precarización del trabajo - creación de trabajos sin prestaciones sociales, sin contrato, y muy mal remunerados-.
António Guterres alertó a principios de la pandemia, que una ola de desemplo sin precedentes se cernía sobre
el mundo, [4] de modo que no sólo es el proceso "natural" de reconversión hacia el trabajo basado en la red
lo que está expulsando trabajadores al desempleo, como en su momento ocurrió con la expulsión de millones
de trabajadores de la industria cuando las empresas iniciaron su proceso de automatización, sino que
además existe la presión de la propia recesión autoinfligida por los propios gobiernos para evitar un
colapso apocalíptico en los sistemas de salud. El presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó en su
conferencia mañanera que una parte importante de los trabajos con IMSS ya se han recuperado a finales de
Diciembre, y estimó que para finales del primer trimestre de 2021 se hayan recuperado todos los empleos perdidos. [5]
Además, se inició un intento - que está en proceso, y aún no se sabe si fructificará- por eliminar el outsourcing
como un mecanismo sistemático de contratación laboral en México. [6] Probablemente la mayoría de los empleos IMSS
a los que se refiere el Presidente AMLO no eran trabajos basados en la red antes de la pandemia, y no lo serán
después de ella, queda preguntarse entonces, si los trabajos basados en la red, ya sean trabajos creados
ex profeso y de manera primigenia en la red y para la red, o bien, trabajos que lograron sobrevivir la
transición y reconvertirse, serán trabajos precarios o no. Algunos de ellos serán de muy alta remuneración
porque desde antes de la reconversión lo eran, pero muchos de ellos - creados de origen en la red- definitivamente
no, como es el caso de los llamados jornaleros digitales. [7]
Fuente de la imagen: PIXABAY.
La docencia es una de las profesiones que de manera más clara están atravesando el océano abierto
de la transición entre el trabajo con interacción física y el trabajo basado en la red. De forma
similar, los conductores de plataforma realizan una actividad que se podría considerar una actividad
hibrida entre el nuevo sistema y el antíguo, debido a que tienen una interacción física con los
consumidores del servicio, pero esta interacción tiene su punto de origen en la red y finaliza en
ella. Por otro lado, existen profesiones que han surgido y surgirán de origen en la red, por la red,
y para la red. Bill Gates mencionó en Camino al Futuro [8] que sus predicciones serían graciosas en el futuro por
dos motivos principales, ya sea porque en algunos casos sus predicciones resultarían completamente absurdas, o bien,
porque en otros, serían completamente obvias. En ese sentido, las "profesiones del futuro" que hasta
hace poco parecían una graciosa rareza como en su momento ocurrió con los autos voladores en las
revistas futuristas de princios del siglo XX, ahora parecen estar ahí, de forma tímida, casi imperceptible;
llevadas a cabo por personas a quienes se puede considerar pioneras en su ámbito, siendo propiamente
independientes y no contratadas formalmente por alguna empresa necesariamente. Desde curadores digitales hasta
consultores de privacidad y asesor de estrategias de Zoom, todas ellas son profesiones que tienen
su razón de ser sólo si existe la Red.
Existe grandes dudas sobre la capacidad de las empresas reconvertidas, así como de las surgidas en la
más reciente revolución digital, para absorver a las personas provenientes de las nuevas industrias
expulsoras de trabajadores: la manufactura y los servicios. A principios de la llamada Tercera
Revolución Industrial, en los años 90's, se observaba que a diferencia de las revoluciones anteriores, en
donde los trabajos perdidos en las viejas industrias se compensaban con trabajos ganados en las nuevas, en la era
digital, la mayoría de los trabajadores expulsados de las manufacturas y los servicios no estaban encontrando cabida
en los trabajos "digitales". [9]
Es probable que a largo de los últimos veinte años esa capacidad de absorción haya demostrado ser mayor
de lo que originalmente se pensaba. Sin embargo, queda por analisar las características de los empleos
creados en las industrias digitales, su capacidad de remuneración, así como las prestaciones y seguridad
social que ofrecen. Es de esperar que la problemática de la precarización laboral, surgida ya desde las
industrias pre-digitales - tanto en la manufactura como en los servicios- sea heredada por muchos de los
trabajos surgidos en la más reciente revolución industrial, sin embargo, a esta problemática se suma una
problemática propia, la del rezago y desigualdad tecnológica, tanto entre los países como al interior
de las sociedades. El reto está en evitar el surgimiento de una nueva clase de "desposeídos digitales".